EL
CABRERO, CUATRO FANDANGOS Y UNA BULERÍA
José
Domínguez, El Cabrero. Un hombre
O
cuando un hombre que siendo cabrero en el campo,canta, canta siempre imitando
al alosnero Paco Toronjo y sus fandangos y llega a cantar con voz limpia y
potente marcando tono y tiempo con perfección académica y llega a tocar la
gloria del triunfo y el triunfo no
levanta su ego ni un milímetro de la tierra a la que pertenece, porque El
Cabrero sigue siendo cabrero y el cabrero, el hombre, sabe que en el campo con
los animales, con el sol, la lluvia y el viento y con la gente sencilla está
más cerca de la verdad que en la ciudad y en los despachos elegantes.
Su grandeza, además de su voz única, es su naturalidad y su humildad
Nacido
en Aznalcóllar, Sevilla, en 1944, a los 27 años vendió sus cinco cabras, dejó el
hogar paterno y se fue a Madrid porque quería ser cantaor. Pero la ciudad le
venía muy grande y no llegó a estar ni un mes, con el último dinerito que le quedaba compró un billete hasta Córdoba, no
le llegaba hasta Sevilla. De Córdoba a Sevilla viajó de precario en
los coches patrulla de la guardia civil. Se quedó por los alrededores del campo
de fútbol del Sevilla, durmiendo en la calle pues no quería llegar derrotado
bajo la tutela de su padre otra vez.
Casualmente se tropieza con el grupo La Cuadra y su director Salvador Távora, con ellos se va de gira por Europa, con ellos conoce a la mujer de su vida Elena y con ellos comienza a ser conocido y admirado en toda España.
Un hombre ejemplo de dignidad que “nunca siguió al rebaño, porque ni el pastor,ni el amo eran gente de fiar”
Casualmente se tropieza con el grupo La Cuadra y su director Salvador Távora, con ellos se va de gira por Europa, con ellos conoce a la mujer de su vida Elena y con ellos comienza a ser conocido y admirado en toda España.
Un hombre ejemplo de dignidad que “nunca siguió al rebaño, porque ni el pastor,ni el amo eran gente de fiar”
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