viernes, 12 de julio de 2019

EL CABRERO, CUATRO FANDANGOS Y UNA BULERÍA

José Domínguez, El Cabrero. Un hombre
O cuando un hombre que siendo cabrero en el campo,canta, canta siempre imitando al alosnero Paco Toronjo y sus fandangos y llega a cantar con voz limpia y potente marcando tono y tiempo con perfección académica y llega a tocar la gloria del triunfo  y el triunfo no levanta su ego ni un milímetro de la tierra a la que pertenece, porque El Cabrero sigue siendo cabrero y el cabrero, el hombre, sabe que en el campo con los animales, con el sol, la lluvia y el viento y con la gente sencilla está más cerca de la verdad que en la ciudad y en los despachos elegantes. 

Su grandeza, además de su voz única, es su naturalidad y su humildad


Nacido en Aznalcóllar, Sevilla, en 1944, a los 27 años vendió sus cinco cabras, dejó el hogar paterno y se fue a Madrid porque quería ser cantaor. Pero la ciudad le venía muy grande y no llegó a estar ni un mes, con el último dinerito que le quedaba compró un billete hasta Córdoba, no le llegaba  hasta Sevilla. De Córdoba a Sevilla viajó de precario en los coches patrulla de la guardia civil. Se quedó por los alrededores del campo de fútbol del Sevilla, durmiendo en la calle pues no quería llegar derrotado bajo la tutela de su padre otra vez.
Casualmente se tropieza con el grupo La Cuadra y su director Salvador Távora, con ellos se va de gira por Europa, con ellos conoce a la mujer de su vida Elena y con ellos comienza a ser conocido y admirado en toda España.
Un hombre ejemplo de dignidad que “nunca siguió al rebaño, porque ni el pastor,ni el amo eran gente de fiar

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